El 13 enero se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión. “Depresión” es un término muy escuchado en nuestros días, ¿Pero sabemos realmente qué es la depresión? ¿Cuál o cuáles son sus causas?, ¿Cómo podemos superarla?
Es común escuchar entre juventudes frases como “ando depre”, “le pegó fuerte la pandemia y se deprimió”, “ha faltado mucho a clases, seguramente tiene depresión”. Decir y repetir estas frases de esta manera puede fomentar que se minimice un tema de salud pública importante para la población juvenil, por lo que resulta oportuno generar conciencia al respecto.
¿Qué es?
Para empezar a dimensionar la gravedad de la depresión, es importante definirla. De acuerdo con la OMS la depresión es un estado de tristeza persistente, acompañada de una falta de interés y placer en actividades que anteriormente se disfrutaba realizar. La OPS también agrega que en este estado existe también pérdida de energía reflejada en cansancio, alteraciones del sueño y del apetito, sentimientos de culpabilidad, inutilidad o desesperanza, y hasta problemas de concentración.
¿Cómo se ve?
Si bien esta descripción breve muestra algunos síntomas y signos comunes, es importante mencionar que la depresión se puede manifestar de manera diferente en cada persona, es decir, que mientras alguien puede sentir mucho sueño además de identificar que duerme más de lo común, otra persona puede padecer de insomnio. Por ello es importante que cada persona tenga un autoconocimiento fortalecido para poder identificar cuando algo raro o diferente está ocurriendo.
¿Las mujeres se deprimen más?
Es bien sabido que existen diferencias entre géneros y éstas mismas posicionan a las mujeres con mayor tendencia a la depresión que los hombres. Fleiz (2019) menciona que en México por cada dos mujeres, un hombre padece depresión debido a que muchos de ellos sufrieron abusos en su infancia, con repercusiones importantes en la adultez.
Pero, a diferencia de las mujeres, la mayoría de los varones no reconocen este malestar como una enfermedad, y cuando buscan ayuda, sus cuadros depresivos son muy severos. Esto debido a los mandatos de la masculinidad que les orillan a ocultar sus sensaciones y a buscar apoyo.
Por otro lado, Medina (2919) añadió que las mujeres intentan suicidarse con mayor frecuencia que los hombres, pero ellos lo consiguen más y de formas más violentas. Así mismo influyen factores como la violencia, la economía y aspectos socioculturales que pueden ser promotores de una deficiente salud mental; por estigmas que señalan a las personas con depresión como “locas” o “débiles mentales”, por lo que estas creencias y mandatos les impiden acudir a consulta.
¿Toda depresión desemboca en suicidio?
Para empezar, con conductas suicidas no solo nos referimos a la propia muerte, sino a todos los comportamientos que de forma más o menos directa, con mayor o menor intencionalidad desencadenan un acto autodestructivo. Estas pueden ser: pensamientos de muerte, planeaciones, ideaciones e incluso acciones de automaltrato.
Hay mayor riesgo de que esto ocurra en hombres si además existen problemas de alcohol o drogas. Según Regader (2015) las principales causas por las que la depresión se relaciona con el suicidio son:
¿Qué hace la sociedad?
Uno de los mitos más grandes alrededor de las personas con depresión es la mirada que la sociedad tiene sobre ellas; en general se tiende a pensar que es algo que no existe o está solo en la imaginación de las personas que la padecen. Expresiones como “échale ganas”, “hay gente que está peor que tú” y “tienes todo, tú no debes estar así” son recurrentes en la vida de las personas con este trastorno. Estas frases que en ocasiones pretenden ayudar, sin embargo, lo que provocan es que las personas con depresión sientan culpa frente a su situación, se sientan débiles o vulneradas e incluso puede evitar que pidan ayuda profesional, dado que como se menciona anteriormente, conlleva una sensación de vergüenza revelar a su entorno aquello que les aqueja.
¿Qué hacer?
El primer paso para derribar este mito es entender que la depresión es una enfermedad real, la cual tiene entre sus características provocar disminución significativa del interés en casi todas las actividades y sensaciones placenteras, insomnio o hipersomnia. Es decir, las personas con depresión al enfrentarse a las frases de las que hablábamos en los párrafos anteriores, se sienten frustradas porque no pueden “echarle ganas” ya que no tienen las fuerzas ni la motivación para hacerlo.
En general, es importante entender que las personas con depresión no eligen sentirse así, no se trata de “echarle ganas”, no es flojera, ni ganas de llamar la atención; es un trastorno mental real, que sólo mejorará si recibe el tratamiento y soporte adecuados (Goméz, 2020).
Depresión en infantes y adolescentes
Otro de los mitos más comunes alrededor de la depresión es el relacionado con el grupo de edad. Se piensa muy a menudo que la depresión es una enfermedad exclusiva para las personas en edad adulta, esto debido a las responsabilidades que implica pertenecer a este grupo de edad como bien pueden ser la económica, laboral, social, etc. Sin embargo, la depresión es una enfermedad que puede ocurrir a cualquier edad y frecuentemente se tiende a minimizar sobre todo en los adolescentes y en infantes. El desconocimiento sobre la depresión en la infancia y adolescencia, sumado a la falta de comunicación abierta sobre este tema hace que la gente joven que necesita tratamiento o sus familias no la busquen.
La causa principal de este mito es la probabilidad de que la depresión coincida con los cambios de carácter y conducta recientes en los adolescentes, como cambios en el estado de ánimo, desobediencia, inicio de consumo de drogas, alcohol y otras conductas de riesgo.
Para derribar este mito será fundamental conocer los signos y síntomas asociados para determinar si una conducta es significativa y parte de la depresión, o si se está presentando más por el desarrollo que forma parte de la adolescencia.
Algunos síntomas que suelen presentar las niñas, niños y adolescentes con depresión son: irritabilidad (enfadarse fácilmente), ganas de llorar sin motivo aparente, pérdida de energía, problemas de sueño, como no querer levantarse de la cama, aumento o disminución del apetito, sentimientos de inutilidad o culpa y pensamientos negativos, excesivas críticas hacia sí mismo (Voltas & Canals, 2018).
En segundo lugar, se debe recurrir a evaluaciones basadas en evidencia con personas profesionales de la salud para recibir un diagnóstico adecuado y para conocer las opciones de tratamiento.
Claves de autocuidado para la prevención
Por último y tomando en cuenta todo lo mencionado anteriormente, brindamos 5 claves fundamentales para el autocuidado y prevención de la depresión:
En Fundación de Apoyo a la Juventud, IAP. contamos con un espacio para ti si sientes que necesitas apoyo. Acércate al Centro de Orientación Psicológica y Vocacional para solicitar mayor información en el correo copyv@apoyoalajuventud.org