Cada tercer domingo del mes de junio se celebra el día del padre en México y en la mayoría de los países de Latinoamérica. Esta celebración tuvo su origen en el año de 1910 en Washington, Estados Unidos. Cuando la senadora Sonora Smart, en homenaje a su padre Jackson Smart, veterano de la Guerra civil y quien se encargó de la crianza de ella y sus cinco hermanos, propuso a la Alianza Ministerial de Spokane, ciudad cercana Washington, el 5 de junio como el día del padre, posteriormente la fecha de dicha celebración fue cambiando a como la conocemos actualmente.
El siguiente texto, tiene por objetivo reflexionar sobre la construcción de las nuevas paternidades en México, tomando como pretexto y punto de partida la celebración del día del padre.
En las últimas décadas, México ha experimentado una transformación significativa en los roles de género y las expectativas asociadas con la paternidad. La tradicional noción de un padre proveedor exclusivo ha evolucionado hacia una concepción más inclusiva, en la que los hombres están asumiendo roles más activos y participativos en la crianza de sus hijos. Este cambio ha generado un impacto profundo en la sociedad y ha abierto nuevas posibilidades y desafíos para las familias mexicanas.
Según el INEGI, se estima que en México había 44.9 millones de hombres de 15 años y más. De ellos, 21.2 millones (47 %) se identificaron como padres. El 59.2 % de los padres cuenta con educación básica, mientras que el 15 % tiene licenciatura y sólo el 2 % tiene estudios de maestría o superiores. Estos datos reflejan la diversidad educativa de los padres en México. El 71.3 % de los hogares en México son encabezados por hombres.
Sin embargo, un hombre jefe de familia invierte en promedio 11.1 horas semanales en tareas domésticas, mientras que las mujeres jefas de hogar dedican 33.2 horas semanales. Estos datos resaltan la brecha existente en la distribución de las responsabilidades domésticas. La misma fuente señala que en 4 millones 180 mil hogares no cuentan con alguna paterna. Además, el 75 % de los hijos de padres separados no reciben pensión alimentaria y el 67.5 % de las madres solteras enfrentan la evasión de las obligaciones económicas por parte de sus exparejas. Esto ha llevado a que más de 4 millones de hogares dependan del trabajo de madres autónomas como sustento económico.
Esta serie de datos nos dan un contexto sobre la constitución de las familias y la asignación de roles, si bien las nuevas paternidades en México están siendo moldeadas por una mayor participación de los hombres en la crianza de sus hijos, desafiando los roles tradicionales de género, aún existen desafíos, como la falta de corresponsabilidad en las tareas domésticas y las obligaciones económicas de los padres ausentes. Es fundamental seguir impulsando políticas y cambios culturales que promuevan una mayor participación activa de los padres en la crianza de los hijos y la creación de entornos que fomenten la igualdad de género y por lo tanto un mayor equilibrio en la división del trabajo.
Por otro lado, en términos de derechos, la eliminación de estereotipos de género arraigados en la sociedad implica desafiar la idea de que los hombres son simplemente proveedores económicos y reconocer su capacidad y responsabilidad para ser cuidadores activos y comprometidos en la vida de sus hijos. Promover una visión amplia y no restrictiva de la paternidad es esencial para garantizar los derechos de los padres en México.
Las garantías de estos derechos son fundamentales para el bienestar de los hijos en México. Garantizar el acceso a licencias de paternidad, promover la igualdad en la crianza, asegurar la participación de los padres en la toma de decisiones, brindar protección legal y eliminar estereotipos de género son aspectos clave para avanzar hacia una sociedad más inclusiva y equitativa en relación con la paternidad.
Por Edgar Marín